Capítulo 57 de Pudo ser un Undercover: Novela por Entregas

Pudo ser un Undercover: capítulo 1
Pudo ser un Undercover

Luego de leer 56 capítulos es momento de compartir el Capítulo 57 de Pudo ser un Undercover, del escritor V. M. Bongutz. Las apetencias cubanas por Venezuela.

 

 

57

 

Las apetencias cubanas por Venezuela

 

Una vez que concluyó el almuerzo y la charla de la sobremesa, Michael trasladó a Jin hasta La Guaira para que se incorporara a bordo, a las 18:00 horas, ya que era el momento de proceder al embarque de los pasajeros con destino a los puertos canarios y peninsulares; partió el buque de este puerto venezolano a 20:00 horas. En el primer día de navegación continuó la tertulia habitual, a ella se agregó un pasajero que había embarcado en ese puerto venezolano y se dirigía a Canarias, pues según comentó, iba a visitar a unos familiares que tenía en las Islas, pero lo curioso de este viajero era su nacionalidad, ya que, aunque su pasaporte era venezolano, dijo que había nacido en Cuba y que había luchado en las montañas como miliciano junto con los integrantes del Movimiento M26-7, pero que había desertado cuando lo iban a enviar, en 1962,  junto con un contingente de revolucionarios cubanos, a realizar una incursión en territorio venezolano para perpetrar un alzamiento en Venezuela. Ante estos comentarios, la mayoría de los tertulianos le solicitaron que relatase esos sucesos, pues desconocían, esa parte de la historia y de las actuaciones del régimen de La Habana en las tierras de Bolívar.

Comenzó su narración Nazario, que era el nombre de este nuevo tertuliano:

Nací en la provincia de Oriente, mis antepasados eran canarios que se asentaron en Siboney, un pueblito cercano a Camagüey, como la mayoría de los emigrantes que arribaban a esa tierra procedente de las Islas Canarias eran agricultores. Aunque mis progenitores no eran terratenientes, no les faltaba para vivir y educar a sus hijos, por lo que después de los estudios secundarios ingresé en la universidad para graduarme en agricultura, pero en los tiempos revueltos que se vivían en esos momentos en Cuba, se pensaba más en derrocar a la tiranía batistiana que en concluir los estudios. En ese tiempo existían varias organizaciones estudiantiles y una de ellas se destacaba por sus acciones, la cual estaba capitaneada por País, me uní a ella y participé en varias protestas, lo que me costó varias detenciones y el correspondiente disgusto para mis padres. Cuando comenzó la lucha armada me incorporé a los milicianos y me fui a la sierra. Una vez concluida la contienda continué en la milicia y me destinaron al destacamento de Camagüey. Al producirse el affaire Castro-Matos me trasladaron al cuartel de Matanzas, donde se estaba organizando, según decían los mandos milicianos, un contingente para ayudar a los revolucionarios venezolanos.

Prosiguió el miliciano relatando los acontecimientos acaecidos entre Cuba y Venezuela:

Para que se entiendan mejor los hechos entre Cuba y Venezuela, debo remontarme al año 1958, donde podemos encontrar lazos de complicidad entre las fuerzas de izquierda venezolana con la revolución cubana, pues las dos repúblicas habían sufrido una dictadura similar. Como sabemos, primero cayó Pérez Jiménez y la junta de gobierno que se instauró la encabezó el Contraalmirante Larrazabal, quien simpatizaba con la causa de los milicianos de Castro, por lo que desde el ejército venezolano se suministró armamento y pertrechos de guerra a los rebeldes cubanos. Una vez concluido el conflicto armado en Cuba y el Comandante en Jefe consolidó su poder, visitó Caracas en el año 1959, donde pudo contemplar a un pueblo simpatizante con su causa revolucionaria, pero esta simpatía no era solo de la ciudadanía, sino también se la profesaban algunos de sus dirigentes. Sin embargo, no todo eran simpatías, porque existían otros líderes venezolanos que no compartían la idea del enfrentamiento que Castro mantenía contra el gobierno estadounidense; a pesar de ello el dirigente cubano persistía en sus acciones y pretendía formar una alianza cubana-venezolana contra  Estados Unidos, a lo que se opuso rotundamente el ya presidente de la república de Venezuela Sr. Betancourt, quien no sucumbió a los cantos de sirena que venían emanados desde La Habana, además rechazó de pleno un intercambio de petróleo por azúcar y negó un empréstito de 300 millones de dólares que le había planteado el dirigente cubano.

Como Castro no se detenía ante nada y mantenía la idea fija de conseguir lo que se había propuesto, al poco tiempo insistió sobre el tema y para ello pretendió enviar una delegación encabezada por su hermano Raúl y el Che Guevara, con el fin de alcanzar sus planes, pero el gobierno venezolano eludió esa visita. De nuevo lo intentó, enviando al presidente Dorticós en una visita oficial, pero con ella consiguió otra negativa a estas propuestas. Todas las tentativas de acercamiento representaron un fracaso tras otro en su pretendida política de alianzas en contra de los Estados Unidos. Después de esta frustración, considerada por Castro como una humillación personal, iniciaría una contienda en las sombras con el fin de derrocar al gobierno democrático venezolano. Desde ese momento comenzó a financiar a las guerrillas de izquierdas que se refugiaban en las montañas y sabanas del interior de la tierra de Bolívar, además apoyaba al Partido Comunista de Venezuela, así como al conglomerado de izquierdas agrupados en el entorno del MIR.

En el segundo semestre de 1960, ya a Castro no le bastaba con financiar al Partido Comunista de Venezuela y prestar ayuda a los guerrilleros que se movían por el territorio de la República, sino que proporcionó el suelo cubano para que sirviera de base de adiestramiento para preparar contingentes invasores a tierras venezolanas. No cabe duda de que las apetencias de Castro por la Patria de Bolívar no eran casuales y las estrategias caviladas por su cerebro correspondían a otras inteligencias situadas en lejanas latitudes, pero las razones eran bien claras, su petróleo y su situación geopolítica en el Continente Americano.

Por esa época, algunos elementos de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional y del Frente de Liberación Nacional se encontraban recibiendo entrenamiento guerrillero en las sierras cubanas, sus instructores eran expertos milicianos que habían combatido en Sierra Maestra contra la tiranía de Batista, esto era en el ámbito militar, pero en el orden ideológico ha-bían nombrado a comunistas teóricos para que sirvieran de tutores de los revolucionarios venezolanos.

Continúa el tertuliano, al principio del triunfo de la revolución cubana, en Venezuela se felicitaron por el logro conseguido por los milicianos rebeldes, que habían desterrado la tiranía de Batista, al igual que ellos habían realizado lo propio con la de Pérez Jiménez, por lo que el viaje a Caracas de Castro fue toda una efeméride, que se tituló de gran acontecimiento. La aglomeración de ciudadanos en las calles de la capital venezolana era digna de ver, los titulares de los periódicos en primera página le dedicaban los mejores elogios. Pero Castro, al ver posteriormente rechazadas sus peticiones y no conseguir lo que venía buscando del gobierno venezolano con la creación de ese ansiado eje La Habana-Caracas en contra del gobierno estadounidense, ello me hizo pensar que el nuevo planteamiento venía dictado desde Moscú.

Esas negativas de secundar los planes propuestos por Castro quedaron marcadas en el subconsciente de los dirigentes revolucionarios, pues La Habana consideraba fundamental la cooperación de Venezuela para asegurarse el petróleo y las demás riquezas, tan abundantes en la Tierra de Bolívar.

Prosiguió Nazario con su relato:

Después de los fracasos obtenidos y la negativa rotunda del gobierno venezolano de adherirse a los planteamientos de Castro, se desató un cumulo de circunstancias que provocaron una gran tensión entre los dos gobiernos. Por ello, Castro comenzó a introducir en suelo venezolano, a una serie de agentes secretos, así como efectuó el desplazamiento, de manera encubierta, de alborotadores y conspiradores para provocar altercados y de esa manera crear un clima de tensión en la ciudadanía venezolana. Además aconsejaban a las izquierdas revolucionarias para que se organizaran en guerrillas, para ello le hacían llegar armas y pertrechos de guerra, así mismo comenzaron a dictarles instrucciones que hacían llegar por medio de los agentes infiltrados o por mensajes radiofónicos de manera cifrada desde La Habana.

Por otra parte, se valieron de una serie de elementos comunistas, con quienes diseñaron múltiples actos que condujeran a desprestigiar a la Iglesia Venezolana, llegando al extremo de que un diplomático de la Embajada Cubana en la capital caraqueña encabezó una manifestación en contra de la religión católica y la Catedral de Caracas fue sometida a actos vandálicos. Pero los servicios secretos venezolanos tenían controlados a estos agitadores y eran conocedores de que estos revoltosos, en su mayoría, eran agentes cubanos que se movían por las Tierras de Bolívar, tal fue el grado de conocimiento de estos investigadores, que en el mes de agosto interceptaron un envío grande de dinero procedente de La Habana y cuyos destinatarios eran los revolucionarios venezolanos,  el propósito de este envío era para que se iniciara una revuelta contra el gobierno democrático de Betancourt. Continuaron sucediéndose las intentonas de subversión y alboroto en Caracas y en el interior de la República, pero los servicios de inteligencia, en la mayoría de los casos, desbarataban los planes emanados desde Cuba.

El gobierno de La Habana continuó con ese procedimiento durante todo el año 1960, inclusive lo aumentó en marzo del 61. Por esas fechas Castro reunió en Sierra Maestra, un lugar simbólico para los rebeldes castristas, a un gran número de cabecillas comunistas del Continente Americano, con el fin de preparar planes que le llevaran a desatar una cruzada revolucionaria en todo el continente, empezando por Venezuela; pues en la mente del dirigente cubano estaba que si caía Venezuela, el resto de los países latinoamericanos sucumbirían ante la doctrina marxista-leninista. La principal idea de Castro era fomentar la unión de todas las fuerzas de izquierdas y con ellas formaría una brigada internacional, alistando no solo a los comunistas de todos esos países sino, además, nutriéndose de exmilitares republicanos españoles y mercenarios de otros países, por su parte  Cuba aportaría el mayor contingente, especialmente los más entrenados y con experiencia en combates, como los que lucharon en Bahía de Cochinos y los procedentes de las milicias rurales que se habían enfrentado a las guerrillas contrarrevolucionarias de Escambray.

Continuó nuestro tertuliano haciendo referencia a otros actos que tuvieron lugar a lo largo del año 1961:

En esos momentos, los infiltrados cubanos y los miembros de la izquierda venezolana comenzaron a posicionarse en las fuerzas armadas y al mismo tiempo sembraban la discordia y el descontento entre los militares. Con ello consiguieron que en el mes de abril se realizara cierto tipo de sedición entre los militares de los cuarteles de Caracas y en otros establecidos en el oriente y occidente del país, pero el servicio de inteligencia militar abortó estos intentos, así mismo se pudo comprobar la vinculación de la Embajada Cubana establecida en la capital caraqueña.

Tanto los servicios secretos militares como los de la Seguridad del Estado no descansaban, y consiguieron interceptar varios cargamentos de armas y municiones que habían sido enviadas bien por vía aérea o por desembarcos en playas desiertas venezolanas. Todos estos alijos fueron incautados, lo que evitó que llegaran a los guerrilleros que se movían por los montes venezolanos, estos actos llevaron al gobierno del Presidente Betancourt a denunciar estas prácticas en los foros internacionales, aportando pruebas irrefutables de los actos conspirativos que estaba llevando a cabo el ejecutivo habanero, así mismo estas pruebas las expuso el gobierno venezolano ante los medios de comunicación tanto locales como internacionales. Por todas estas injerencias, el Gobierno de Caracas rompió sus relaciones diplomáticas con el Gobierno Cubano.

El tertuliano comentó:

Permítanme que retroceda en el tiempo y me sitúe a finales del año 60, al haber formado parte de los hechos. Por esas fechas los contingentes guerrilleros venezolanos habían sido adiestrados y, junto con milicianos cubanos, comenzaron las incursiones armadas en territorio venezolano. En una de ellas, se eligió para el desembarco la costa occidental, en las playas de Chichiriviche del Estado Falcón, con el fin de adentrarse en sus montañas, donde ya se encontraba un grupo guerrillero comandado por Douglas Bravo. Otra de las expediciones se efectuó por el lugar conocido como Cocal de los Muertos, perteneciente al Estado Miranda, este sitio fue escogido por los propios izquierdistas venezolanos por su proximidad a la vía que conduce hacia el oriente del país, así mismo continuaba la penetración marxista en las fuerzas armadas, y por esa época ya contaba con algunos mandos militares de tendencia comunista en sus filas, que fueron los que protagonizaron, hace unos meses, dos intentos de golpe de fuerza inspirados desde La Habana.

El primero de ellos fue perpetrado por un batallón de infantería de marina y un destacamento de la Guardia Nacional, estos contingentes estaban acuartelados en la ciudad de Carúpano, perteneciente al Estado Sucre, por ello, los ciudadanos lo bautizaron como el “Carupanazo”. El alzamiento se iniciaría en las primeras horas del cuatro de mayo del 62, al principio ocuparon los centros neurálgicos de la ciudad, el aeropuerto y la emisora de radio, desde ella trasmitieron mensajes e invitaron a secundar este levantamiento a otras unidades de las fuerzas armadas. La noticia llegó a Caracas a las pocas horas, por lo que se decretó el estado de sitio para la región, exigiéndose la rendición incondicional de los izquierdistas alzados, pero mientras se realizaban estas acciones políticas, las fuerzas armadas diseñaron un plan para reducir el alzamiento y movilizaron a las fuerzas leales al gobierno legítimo del pueblo de Venezuela que se encontraban más cercanas a ese punto. A toda esta estrategia militar se le denominó Operación Tenaza. Fue tan rápida la actuación del gobierno y la repuesta dada por los militares leales al régimen democrático y tan certera su actuación que al día siguiente ya tenían controlada la situación, posteriormente se impondría a los traidores los castigos que decretaba la ley.

Como consecuencias del Carupanazo se decretó la suspensión de algunos partidos de izquierdas, de los que se demostró que habían tomado parte en esa conjura. Al pasar a la clandestinidad se agruparon en una célula denominada Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, a las que continuaba apoyando La Habana con propaganda, dinero, armas y pertrechos de guerra, con el fin de que persistieran en la acción guerrillera. De igual manera patrocinaban a otros grupos de izquierda para que se sumaran a la lucha según ellos, para la liberación de la opresión capitalista. Con esos estímulos y sin que hubiera transcurrido un mes del anterior alzamiento, se produjo otro motín en Puerto Cabello en el Estado Carabobo. La insurrección, en está ocasión, fue protagonizada por la Base Naval ubicada en ese puerto, en ella no solo estaban la Marina de Guerra de esa parte del país, sino además se sumaron otros estamentos civiles y militares, por lo que alcanzó una mayor proporción que la de Carupano; todo este conflicto dio comienzo con las primeras luces del día del dos de junio de ese mismo año. El gobierno se enteró de este acontecimiento a las pocas horas, por lo que convocó de urgencia al gabinete en pleno y reunió al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas para que diseñaran un plan con objeto de que rindieran a los alzados y se restableciera el orden constitucional. El plan militar consistió en bombardear los puntos de la ciudad donde se refugiaban los revoltosos, al mismo tiempo el ejército rodeó la ciudad y cortó todas las comunicaciones; estas acciones bélicas se prolongaron durante todo ese día, después de producirse varios combates entre las fuerzas leales y los amotinados que duraron toda la noche. Al día  siguiente ya estaba controlada la mayor parte de la ciudad, por lo que dieron fin a las operaciones principales, y solo quedaron algunas escaramuzas propiciadas por descontrolados civiles, pertenecientes a grupos de izquierdas, a quienes los militares alzados les habían proporcionado armas. En este alzamiento las bajas y heridos fueron considerables, con posterioridad los responsables tanto militares como civiles fueron puestos a disposición de la justicia.

Continuó el tertuliano con su relato de la influencia castrista en Venezuela:

Con el control, la neutralización y condena de los alzados de Carupano y de Puerto Cabello no fue suficiente para aplacar la insistencia de los comunistas de Cuba, que no decayeron en su empeño, sino que aumentaron el envío de dinero, propaganda y logística militar a los comunistas venezolanos, además trasladaron a milicianos experimentados en guerra de guerrillas a la Tierra de Bolívar. Estas avanzadillas guerrilleras se diseminaron por diferentes estados venezolanos, las más conocidas fueron las establecidas en Sucre, Lara, Anzoátegui, Miranda y en algunos otros.

Desde la Tierra de Martí se continuaron emitiendo consignas y comunicados para que la izquierda influyera sobre los tradicionales lazos de amistad entre los pueblos latinoamericanos y los Estados Unidos, también se organizaron encuentros y congresos de dirigentes de izquierdas y de juventudes comunistas del Continente Americano. Con todas estas actuaciones el régimen cubano consiguió provocar un clima de subversión en las ciudades y en el campo, un descontento en los cuarteles y la revuelta en el ambiente universitario, con todo ello los procastristas venezolanos soñaban con un triunfo similar al que habían conseguido los rebeldes cubanos, pero tanto el gobierno democrático del Presidente Betancourt como la gran mayoría de las Fuerzas Armadas Venezolanas frustraron los planes de Castro.  

Antes de que concluya mi charla les debo una explicación de mi deserción y los motivos que la provocaron. Anteriormente les dije que me enviaron al acuartelamiento de Matanzas, pues allí estaban formando un contingente para realizar un desembarco en Venezuela. Cuando me enteré de que estaba en la lista, me dije a mí mismo que no podía formar parte de ese grupo, porque, entre otras razones, tenía a varios familiares de ese país que eran miembros de las Fuerzas Armadas Venezolanas y no quería tener que enfrentarme a los militares venezolanos; por ello decidí abandonar la milicia secretamente y, durante un permiso de fin de semana, me refugié en la Embajada de Venezuela y pedí asilo político. Después de unos días me dieron un salvoconducto para viajar hasta La Guaira y ahora voy camino de Canarias donde tengo más familiares.

Concluida la historia de este exmiliciano, se sucedieron una serie de comentarios relacionados con el tema y algunos alusiones sobre la situación de Cuba y de las miles de familias que se sentían perseguidas y acosadas por el régimen, especialmente, aquellos que se habían declarado disidentes.

En ese momento intervino Jin para comentar:

En el ambiente universitario la persecución es aún mayor, pues don Antonio, aquí presente, me refirió que ha sido profesor de la Universidad de La Habana y conoce con detalle algunos aspectos de la reforma universitaria, la cual le ha afectado directamente. Por esa razón me gustaría, si no tiene ningún inconveniente, que nos cuente esa parte de la convulsa existencia de su Tierra.

Comenzó don Antonio diciendo:

Para una mayor comprensión de lo que está aconteciendo en Cuba será necesario que me remonte al 16 de octubre de 1953, cuando Fidel Castro realizó su alegato ante el tribunal que lo estaba juzgando por el asalto al Cuartel de Moncada. Esta defensa se conoció posteriormente en los términos letrados como “La historia me absolverá”, de ella podríamos entresacar una serie de párrafos que denotan los pensamientos y las inclinaciones políticas de este personaje, como ejemplo les voy a leer parte de dicho documento:

“El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política”. Esto lo mencionaba en referencia a la posibilidad de formar un gobierno, sobre la educación, más adelante añade: “Nuestro sistema de enseñanza se complementa perfectamente con todo lo anterior: ¿En un campo donde el guajiro no es dueño de la tierra para qué se quieren escuelas agrícolas? ¿En una ciudad donde no hay industrias para qué se quieren escuelas técnicas o industriales? Todo está dentro de la misma lógica absurda: no hay ni una cosa ni otra. En cualquier pequeño país de Europa existen más de doscientas escuelas técnicas y de artes industriales; en Cuba, no pasan de seis, y los muchachos salen con sus títulos sin tener dónde emplearse. A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar y muchas veces el maestro es quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria grande? Finalmente, un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza, poniéndola a tono con las iniciativas anteriores, para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz. No se olviden las palabras del Apóstol “Se está cometiendo en América Latina un error gravísimo” en pueblos que viven casi por completo de los productos del campo, se educa exclusivamente para la vida urbana y no se les prepara para la vida campesina. El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre».

Después de que don Antonio leyó estos párrafos hizo una pequeña pausa para refrescarse la garganta y continuó:

Como podemos observar por estos alegatos, ya Castro denotaba un cierto populismo encaminado a encantar a los ciudadanos menos favorecidos, pues si confrontamos el documento completo de su defensa y lo comparamos con lo que se está padeciendo en la actualidad en Cuba, podríamos calificarlo como de la noche al día, especialmente si tenemos en cuenta la Constitución del 40, a la cual ha prostituido todo lo que ha querido. Pero antes de volver con la reforma universitaria revolucionaria es necesario que haga una referencia a la situación cubana en el tema educativo de antes del 59. La enseñanza de los alumnos en su etapa de primaria y secundaria estaba garantizada en todas las ciudades y pueblos, la cual era impartida por profesores reconocidos, tanto en la enseñanza pública como en la privada; también existían una serie de escuelas rurales en las parroquias que eran regentadas por los sacerdotes y seglares católicos que colaboraban  enseñando las primeras nociones de forma gratuita. Así mismo, la enseñanza técnica y especializada era impartida por las escuelas de artes y oficios regidas, en su mayoría, por órdenes religiosas. Además de las universidades públicas existían varias universidades privadas regentadas por órdenes religiosas que aportaban un alto valor científico y técnico a las titulaciones otorgadas. En líneas generales este era el panorama de la enseñanza al concluir el año 1958.

Prosiguió el tertuliano:

Después del 59, una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo régimen fue no reconocer las titulaciones otorgadas por las universidades privadas, así mismo comenzó a atacar a las órdenes religiosas que impartían educación primaria haciéndoles la vida imposible. Por otra parte, la tan publicitada campaña de alfabetización fue un montaje populista que solo sirvió para el adoctrinamiento de los niños en su más temprana edad. Con el paso de los meses siguieron acosando a la enseñanza privada que regentaban tanto particulares como los grupos religiosos y fueron cambiando los libros de texto por otros donde incluían su doctrina muy particular, en la cual abundaba el complemento marxista-leninista en todos los textos que obligatoriamente se debían emplear en las escuelas. En cuanto a las universidades públicas, la acción fue nefasta y acabó con el prestigio de estas instituciones. A los profesores que no compartían las ideas revolucionarias les hacían la vida insoportable, no había libertad de cátedra, la autonomía y democracia imperante en estos centros desapareció en un corto periodo de tiempo, por ello se hizo imposible que se pudieran impartir los conocimientos característicos del mundo occidental. Esta es la principal razón para que abandonara mi cátedra.

Con esto concluyó el profesor su explicación.

El buque siguió avanzando por el océano hasta arribar al puerto tinerfeño.

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