Capítulo 25 de Pudo ser un Undercover: Novela por Entregas
Luego de leer 24 capítulos es momento de compartir el Capítulo 25 de Pudo ser un Undercover, del escritor V. M. Bongutz. Mientras Fidel Castro decía en público que no era comunista, qué propuesta recibe Jin en Puerto Rico?
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Propuesta de David en San Juan de Puerto Rico
A las 16:00 se inició la maniobra de salida de Tenerife, previamente se había repostado combustible, realizado aguada y provisiones de víveres. Se emprendió la travesía de cruzar el “Charco”. Tras siete días y catorce horas de navegación, se arribó a La Guaira, donde desembarcó la mayoría del pasaje. Una vez se hubo concluido estas operaciones, se continuó la ruta, pasando primero por Curazao en la acostumbrada parada técnica, con el fin de completar las toneladas de combustible que les permitieran realizar el resto de la travesía de América y el regreso de nuevo hasta llegar a Canarias. Una vez se cumplió este cometido se prosiguió hacia San Juan de Puerto Rico.
La llegada a San Juan se produjo en una mañana soleada propia de esas latitudes, una vez concluidas las maniobras propias del atraque, los servicios aduaneros y de emigración realizaron su trabajo de inspección, a partir de ese momento era cuando se permitía a los marinos saltar a tierra o a las visitas subir a bordo.
A los pocos minutos se presentó en el buque un personaje simpático y muy amable, con gran don de gentes, quien preguntó por nuestro personaje. Un marinero lo condujo hasta la cámara de oficiales, lo invitó a tomar asiento y le manifestó: -voy a avisar al oficial, solo será un momento. Habían transcurrido unos cinco minutos cuando se presentó nuestro marino ante el desconocido, pero la primera sensación que tuvo, era que su visitante ya tenía referencias físicas de él. El amigo de Jorge se presentó como David, tal y como él le había indicado en Tenerife. En un primer análisis, nuestro marino pudo comprobar que David era un hombre de unos treinta y cinco años de complexión atlética, de cara agradable y de modales correctos.
Tras esta observación inicial, el visitante inició la conversación:
Conozco a Jorge desde hace varios años, coincidimos en Barcelona cuando estábamos estudiando, él, como sabes, Hidráulica, y yo Bellas Artes, ahora ejerzo como profesor de música en la Universidad de Puerto Rico.
Por su parte, Jin le preguntó si quería tomar algo, el visitante le respondió -si no es molestia, estaría bien un café. Continuaron charlando del amigo común y de otras cuestiones relacionadas con los estudios, los viajes y rutas que seguía este buque, y de buques anterior donde estuvo embarcado nuestro oficial. También, se habló de Barcelona, ya que él pasó allí algunos años residiendo, así mismo, preguntó por Tenerife, pues estuvo por esas tierras, casi un mes, invitado por Jorge, cuando este se radicó en la isla por su cercanía a África. En fin una conversación inocente y sin mayor trascendencia.
Después, de esa primera charla y haber concluido el café, David le comentó:
Tenemos que hablar del asunto del que Jorge te informó, cuando se vieron en Tenerife.
Particularmente, lo considero muy interesante, pero ello merece una conversación más larga y sin mayores prisas. Con el fin de que hablemos con tranquilidad, te invito a compartir mesa y mantel, si tus obligaciones te lo permiten.
Nuestro marino le aceptó la invitación.
Como eran las diez de la mañana y David debía resolver unos asuntos en San Juan, le propuso reunirse a la una de la tarde para ir a almorzar.
Con una gran puntualidad, David regresó a bordo a la hora acordada en busca de Jin, subieron a su automóvil, un Plymouth Fury 1958, rojo y blanco, toda una maravilla clásica de los coches americanos y con un gran motor. Durante el trayecto, David habló de su trabajo en la Isla, ya que impartía clases de música en la Universidad de Puerto Rico, concretamente en el Conservatorio Superior de Música de San Juan. Continúo circulando por las calles de San Juan, durante el trayecto, el agente se convirtió en un improvisado guía, en el recorrido le iba explicando las diferentes calles y plazas por donde iban pasando, le describía sus monumentos y edificios más sobresalientes, después de media hora circulando llegaron al Hotel Intercontinental San Juan.
En el hotel, a este personaje lo reciben como de la casa, conocía a los recepcionistas, a los camareros y al resto del personal, ante esta manifestación.
Jin le pregunta, en broma:
¿Acaso eres el dueño del hotel?
Él, ante esta expresión, se ríe y le ofreció una explicación:
He dirigido la decoración desde su construcción, además, el director me requiere para que le asesore cuando se realizan algunos cambios. También muchos de mis alumnos están contratados en la orquesta del hotel para amenizar las jornadas y actuar en su sala de fiestas.
Después de este preámbulo se dirigieron al restaurante donde iban a disfrutar de una comida típica puertorriqueña.
Durante el almuerzo comenzó la conversación sobre el tema que les ocupaba.
En primer lugar, David le preguntó:
¿Jorge te ha puesto en antecedentes sobre el tema de mi interés?
Nuestro protagonista le contestó: -Mi amigo me explicó algo del asunto pero me dijo que tú me ampliarías la información y los detalles.
David comenzó expresando: -La situación de Cuba es preocupante, por lo que te pido tú opinión, pero continúa: -sé que has estado varias veces en La Habana y por lo tanto conoces los problemas que allí se están produciendo, las carencias, el comportamiento de la gente y algunas cuestiones más.
Jin a su vez, le preguntó:
¿Tú conocías la Cuba anterior a la Revolución?
Y sin dejarlo hablar, añade:
No pongo en duda lo complicado de la situación actual, pues he estado varias veces en La Habana, después del 59 he vivido de cerca algunos episodios y he escuchado muchas opiniones sobre el particular, no solo de los que están abandonado la Isla de manera forzada, sino también de familiares y amigos de tripulantes que aún viven en la ciudad.
Prosigue nuestro protagonista, haciéndole un resumen de la situación actual, y su opinión particular:
La revolución surgió por las circunstancias en que vivían los habitantes en la etapa anterior. Cómo sabes, la clase obrera y campesina vieron disminuido su bienestar y algunos sectores de la población comprobaron que el gobierno de Batista estaba realizando demasiadas concesiones a las multinacionales, lo que avivó el malestar de la ciudadanía. A esto se unió la complacencia de las autoridades con los sectores del juego y la diversión, que, precisamente no era la más puritana la que se instalaba en la Isla, con ello se propició un aumento de la corrupción. En mi opinión, el pueblo cubano en el año 1955, en regla general, disfrutaba de cierto bienestar, si lo comparamos con los vecinos de su entorno, pero también es cierto que estaba muy controlado desde el punto de vista político.
Además, contribuyó a ello el descontento de la clase campesina como consecuencia de la bajada del precio del azúcar, lo que produjo una reducción en la prima a la producción que venían disfrutando los trabajadores del sector, con ello se redujo el poder adquisitivo del campesinado, lo que creó malestar en el campo y repercutió en el resto de los sectores. A partir de ese momento se incrementaron los mensajes provenientes de las filas rebeldes, lo que abrigó la creencia en la ciudadanía de que con los postulados de la revolución se conseguiría un bienestar mayor.
A continuación, nuestro marino pasó a emitir su opinión sobre los planteamientos del nuevo gobierno revolucionario:
Aunque Fidel Castro, públicamente, manifestaba que no era comunista, no cabe duda de que alojaba, en sus más íntimos pensamientos, estos ideales desde su paso por la universidad. Con sus declaraciones engañó a mucha gente, pero sus intenciones eran otras. La realidad es otra muy distinta y la situación en la que hoy se encuentra Cuba es muy diferente, y eso que solo ha transcurrido poco más de un año de su llegada al poder.
Prosigue con su alegato nuestro protagonista explicando las vicisitudes que viene observando viaje tras viaje:
He presenciado verdaderos dramas humanos entre los refugiados que están abandonando Cuba como pasajeros del buque. En mis múltiples salidas por La Habana he tenido la oportunidad de hablar con taxistas, camareros, comerciantes, inclusive vecinos y familiares de algunos de los tripulantes, cuando los acompañaba en sus visitas. También, he tenido la oportunidad de hablar con los milicianos que custodian la entrada y salida de personas en el buque y con los inspectores que los mandan. Los primeros, en su gran mayoría, se comportaban correctamente con los tripulantes, pero se les nota que tienen poca preparación, la mayoría son milicianos reclutados entre el campesinado, que al concluir la lucha armada, tenían que darles alguna ocupación.
En ese momento realizó un pequeño alto en su disertación, pero continuó:
En cuanto a sus mandos, se comportan de manera cordial con todo el personal de a bordo, pero se nota que son los ideólogos de la revolución, con su corrección y amabilidad tratan de ganarse la amistad de los tripulantes, especialmente, la de los oficiales, la mayoría de las veces buscan la manera de llegar a la hora de las comidas, para que nos veamos obligados a invitarles, aunque solo sea por cortesía, pero nunca rechazan la invitación. En algunas de las ocasiones hablan más de la cuenta y eso nos permite enterarnos de cuestiones más o menos delicadas. También, tengo que reconocer que en alguna oportunidad, esa amistad y el haber compartido algunos almuerzos a bordo, sirvió para solucionar problemas menores y pequeños conflictos relacionados con los tripulantes que se ocasionaban con su salida a tierra.
David le animó para que le contara alguna de esas anécdotas y experiencias vividas en sus escalas en La Habana pero Jin le respondió:
Será mejor dejarlo para otra ocasión, ya que se ha hecho un poco tarde y debo regresar al barco, de todas maneras, no será ni la primera ni la última vez que realicemos la escala en San Juan.
David, a su vez, le preguntó por la propuesta que le había formulado:
¿Estarías dispuesto a prestar tu colaboración para conseguir la información que necesitamos de los acontecimientos que se están viviendo en Cuba? pues, entiendo que estás en una magnifica posición para obtenerla, no solo por tus relaciones con algunos ciudadanos de La Habana y familiares de los tripulantes, sino también por tus contactos con el jefe y oficiales del servicio portuario y de aduanas, que regularmente visitan el buque.
Otro punto importante que David esgrimió y le expresó a nuestro marino fue:
A bordo tienes una magnífica oportunidad de conocer las vivencias y vicisitudes sufridas por los refugiados, pues al encontrase en el buque durante tantos días te dan la ocasión de enterarte de muchas cosas que nos podrías trasmitir y que, al ser analizadas convenientemente, resultarían de mucha utilidad.
Jin, le manifestó:
De momento no me comprometo a nada.
David insiste sobre el tema. Y nuestro protagonista le contesta intentando concluir el tema:
Ya lo pensaré.
Concluido el almuerzo se dirigieron a bordo, pero antes que Jin se bajara del automóvil el profesor le hizo un último apunte:
Piensa en lo que hemos hablado.
El remate final vendría cuando “el agente” le comentó como si ya estuviera preparado de antemano:
Te visitará una persona en Barcelona, pues sabemos que el buque estará allí varios días y por supuesto será la ocasión para charlar en profundidad sobre el tema.
Con esta última frase llegaron al muelle y se despidieron hasta la próxima arribada.