Capítulo 15 de Pudo ser un Undercover: Novela por Entregas
El libro cada vez nos ilusiona más. Tras leer catorce capítulos es momento de compartir el Capítulo 14 de Pudo ser un Undercover, del escritor V. M. Bongutz. A seguir en esta historia espectacular!
Primeros pasajeros del 1959
El trece de enero, el trasatlántico inició la singladura desde La Habana, después de haber permanecido en esta capital durante cinco días, pues los tramites portuarios y el embarque de pasajeros se demoró por motivos de la entrada de Fidel Castro y sus tropas en la ciudad. Así mismo, la salida se retrasó como consecuencia de haber colocado a nuevos funcionarios adscritos al nuevo gobierno revolucionario, lo que postergó las operaciones portuarias, al no conservar a los anteriores empleados públicos que eran conocedores todas las cuestiones burocráticas, lo que se convirtió en un contratiempo importante. Además, los responsables que aún quedaban en las labores de despacho de buques, aduanas, abastecimientos, etc., no se atrevían a tomar las decisiones pertinentes, y las diligencias del papeleo común se ralentizaban, pues preferían consultarlo todo antes de tomar ninguna decisión, por miedo a la reacción de los nuevos jefes, todos de la confianza de los revolucionarios.
Como la toma de posesión de las nuevas autoridades era muy reciente, no se habían implantado nuevas medidas y las leyes del gobierno anterior aún seguían vigentes, no se podía considerar que viajasen exiliados en esta ocasión. Más bien, el pasaje estaba compuesto por familias que retornaban a España y algunos religiosos que regresaban a sus órdenes después de haber servido en muchas de las parroquias y colegios católicos que estaban diseminados por toda Cuba.
También se desplazaban artistas y componentes de grupos de teatro que habían concluido su turné por América y volvían a Europa. En esta ocasión viajaba el Ballet sobre Hielo de Holanda, que hizo incrementar el número de pasajeros, pues este espectáculo estaba compuesto por más de cien personas y una gran cantidad de material para reproducir una pista de patinaje sobre hielo en esas latitudes.
Desde Cuba, el buque proseguía su ruta y recalaba en los puertos de Cartagena de Indias, Maracaibo y La Guaira; en estas dársenas embarcaban pasajeros y sus enseres con destino a Canarias, Cádiz, Valencia y Barcelona como punto final del trayecto. Durante tan larga travesía, no cabe duda de que sobraba tiempo para conocer a los pasajeros y hablar y comentar los acontecimientos acaecidos en la mayor de las Antillas, pero estos sucesos cada cual los refería a su manera. Por las conversaciones de unos, los comentarios de otros y las anécdotas emitidas por algunos, nuestro protagonista se podía permitir sacar algunas conclusiones. Además, si a ello se añadía el factor de confidencialidad que se da a bordo, sabemos que muchas de las conversaciones que allí se hablaban, con toda certeza podemos asegurar, no se dirían en otro lugar y en otro momento.
Por entonces, Jin, como joven que era y con su afán por conocer más sobre lo que estaba aconteciendo en Cuba, entabló amistad con algunos pasajeros y organizó una tertulia diaria, por un lado para conocerse y comentar los acontecimientos cubanos y por el otro para matar el tiempo, que en un buque es lo que sobra.
Sentados en el salón-bar de clase turista, en el costado de estribor, al lado de un gran ventanal desde donde se podía contemplar el océano, se acomodaban en una gran mesa redonda dos religiosos, un industrial catalán, un comerciante gallego, un empresario isleño (así es como llaman en Cuba a los naturales de las Islas Canarias) relacionado con la labor del tabaco, un agricultor cubano, también de origen canario y un redactor de un periódico, que según sus comentarios, para él había concluido su carrera, ya que en los desmanes iniciales de los primeros días en La Habana la maquinaria de la empresa había sufrido daños de consideración, por otra parte era de dominio público que no funcionarían más sus rotativas, puesto que el propietario era un Senador de la República; como último interviniente, se sentaba a la mesa nuestro personaje.
Además, la tertulia era la excusa perfecta para conversar y también servía para tomarse unas cervezas. Al principio la charla se desarrollaba con preguntas a nuestro marino por temas de la región de procedencia de cada uno y las novedades más destacadas de su terruño, pues muchos de los presentes hacía mucho tiempo que no iban por sus pueblos. Jin a su vez les solicitaba que compartieran sus opiniones sobre el triunfo de la revolución y cómo veían el futuro de Cuba.
En una de las ocasiones el primero en tomar la palabra fue el empresario isleño, hombre ya de unos 50 años, más bien alto y de complexión fuerte, de piel bastante bronceada, lo que denotaba su permanencia al sol durante muchas horas.
Comenzó diciendo:
Procedo de la provincia de Pinar del Rio, como ustedes saben está situada en la parte occidental de la Isla, soy agricultor y elaborador de tabaco, pero antes les voy a contar algo de mi familia, lleva arraigada en Cuba por muchas generaciones, mis antepasados llegaron a Vuelta Abajo procedentes de la isla canaria de La Palma, emigraron a Cuba como agricultores y continuaron así por muchos años, al principio se dedicaban al cultivo del tabaco, posteriormente comenzaron a elaborar puros que pronto alcanzaron fama, no sólo dentro de la isla, sino también fuera de ella.
El comerciante catalán sintió curiosidad y le pidió que explicara un poco del proceso desde la siembra y cosecha hasta la labor de terminación del puro, por lo que el isleño continuó poniendo gran pasión al relatar todo lo referente al tabaco:
Tanto el cultivo como la elaboración cuentan con gran tradición en Cuba y una experiencia de siglos, además, los elaborados del tabaco constituyen una de las principales exportaciones.
Prosigue explicando lo concerniente al cultivo:
Se tienen que buscar las mejores vegas para realizar la plantación, Vuelta Abajo cuenta con todas las características, tanto de suelo como de sol y luminosidad para extraer de la tierra las mejores hojas, que son las que se necesitan para fabricar un buen Habano. Para el agricultor cubano la labor de cultivar tabaco es muy dura, laboriosa y delicada, que necesita de la experiencia acumulada durante años, normalmente trasmitida de generación en generación a lo largo de los tiempos. Las condiciones en las que trabajan los campesinos son muy penosas y se tienen que esmerar en su cometido si quieren sacar las mejores hojas.
Nuestro relator isleño hizo un alto para tomarse un trago de su cerveza, como dicen ellos, y continuó con su explicación:
Las condiciones de temperatura, humedad y otras inclemencias del tiempo deben soportarse sin excepción, en todas las ocasiones. Las horas del día se hacen interminables, pero ello no detiene al campesino cubano para seguir con su afán en poner todo su buen hacer y experiencia para obtener lo mejor de la tierra.
Continúa describiendo la manera de cultivar y añade:
Una variante de cultivo es el denominado tabaco de sol, de esta mata se saca las cuatro o cinco hojas que componen la capa y por supuesto, son las más seleccionadas. El resto conforman la tripa, y se sacan de las hojas de ligero, volado, seco y capote.
Prosigue explicando que existe otro sistema de cultivo, el llamado de tapado:
Esta es otra forma de cultivar, se mima mucho a las plantas para que proporcionen unas hojas de alta calidad, ya que las parcelas donde se encuentran las matas se cubren con telas blancas que le proporciona protección del sol, pero mantiene la luz. La zafra comienza con la preparación de los semilleros, allá por el mes de agosto, las plántulas se implantan en terrenos de buena calidad, con tierras sueltas que tengan un buen drenaje. Al mes y medio, aproximadamente, están listas para el trasplante a los huertos definitivos, después de dedicarles todo el cuidado y la paciencia que merece este arduo trabajo. Con el tiempo, el tabaco alcanza el tamaño adecuado para proceder a su recolección, que ha de hacerse de una en una de sus hojas. Luego son transportadas a las denominadas “Casa del Tabaco”, aquí se les proporcionan la debida curación. Lograda esta, las hojas pasan por una serie de etapas naturales que le aportan las condiciones y características para la elaboración de un buen Habano.
Los integrantes de la tertulia observaban que el isleño, cuando les refería el cultivo y el proceso de elaboración del tabaco, ponía cara de compungido.
Uno de los sacerdotes, pregunto:
¿Porque estas disgustado mientras nos instruyes sobre las labores del tabaco?
Y luego se dirige a los tertulianos -Creo que nuestro viajero canario está de esa forma porque ve un futuro algo incierto para los elaborados del tabaco.
El cultivador de tabaco le respondió:
Padre, qué observador es usted, les voy a confesar que mis razones tengo y hablo aquí al encontrarme a bordo de este barco español, porque lo pensaría dos veces antes de dar mi opinión.
La cuestión es que cuando estaba en Vuelta Abajo, en la hacienda de mis familiares, todos ellos cultivadores de tabaco, desde hace ya más de un siglo, algunos de los simpatizantes de la guerrilla revolucionaria, que tenían hijos o familiares en Sierra Maestra, mencionaban “cuando gane Fidel las cosas van a cambiar, la tierra debe ser repartida entre los agricultores asalariados, pues el pueblo tiene que ser partícipe de las riquezas”. Y eso me dio mala espina, pues alguno de los isleños más viejos recordaba esas frases cuando ganó unas elecciones en España el Frente Popular.
Entonces intervino el agricultor cubano, descendiente de canarios:
Yo viajo a conocer la tierra de mis antepasados ya que mis abuelos procedían de Tenerife, llegaron a Cuba siendo muy jóvenes a desempeñar lo que mejor sabían hacer, a cultivar la tierra para sacar lo mejor de sus entrañas.
Hizo un pequeño alto en su relato, pero los presentes le animaron a que prosiguiera dando su testimonio, que consideran muy interesante porque con anterioridad había referido que era de la provincia de Oriente, al igual que la familia de Castro, de Birán, del término municipal de Mayarí, comentó también que ambas familias se relacionaban, ya que la madre de Fidel era de antepasados canarios, al igual que la suya.
Inmediatamente continúa con su relato:
Conozco muy bien Sierra Maestra por mi afición a la caza, la zona es muy difícil e intrincada por lo cerrado de su vegetación y no me extrañó nada que Castro con sus milicianos se acuartelaran allí.
Continúa dando su opinión sobre al que llamaban, en esos tiempos, “El Comandante”:
Fidel es un hombre de leyes y en Oriente demostró estar con los suyos, o sea, con los orientales, defendió al campesinado y por eso tenía muchos amigos, no le conozco influencias políticas o al menos no las demostró entre nosotros. Mi opinión particular sobre la revolución cubana es que no estoy muy seguro de lo que pueda pasar pero una cosa sí es cierta, que los milicianos van a ocupar todos los puestos importantes, así lo manifestó Fidel en más de una ocasión cuando se encontraba en la sierra. También creo que entre los comandantes que lo acompañan en su movimiento existen muchas ambiciones y ansias de poder, en más de una oportunidad así lo expresaron cuando, en nuestra casa, les proporcionábamos refugio y comida. Con esto voy a dar por concluido mi parlamento, pero como final, debo añadir que siempre, pase lo que pase, llevaré a Cuba en mi corazón.
El buque proseguía su avance por el Atlántico con rumbo a las Islas Canarias, el tiempo era apacible, por ello todos esperaban una buena travesía.
Al día siguiente, se reunió de nuevo la tertulia y el primero en hablar fue el sacerdote de más edad.
Comenzaré a referirles lo que he venido observado durante los años que permaneció la lucha desde la parroquia donde desempeñaba mis servicios. Precisamente se encuentra a pocos kilómetros de donde se hallaban los combatientes de Fidel. La aldea se llama Guisa, y algunos de sus habitantes, sobre todo los más jóvenes, se fueron a las montañas, otros estaban allí de corazón.
Continúa el sacerdote diciendo:
Por la proximidad del pueblo a la Sierra, el ejército consideró al villorrio y sus alrededores zona de guerra, con el fin de aislar las posibles ayudas que pudieran prestar los agricultores de esa zona a los rebeldes. Por su parte, los hombres de Fidel se acercaban al pueblo de manera constante, fingiendo ser labradores, o usaban a los guerrilleros de la región, que se habían unido a los milicianos, para explicar el cometido de su revolución. Cuando esto sucedía, las consignas que llevaban consistían en aclarar y ofrecer las razones del porqué se había rebelado contra el Régimen. En estos lugares contaban con la ventaja de que los campesinos mantenían animosidad y antipatía hacia el ejército, la cual venía de tiempo atrás. También incorporaron en sus filas a los bandidos que permanecían huidos por esas montañas y a gentes que se asentaban con sus familias en estos lugares.
Prosiguió el Padre exponiendo el comportamiento de Fidel:
El autodenominado “Comandante” en su proceder era ejemplar, regía su pequeño ejército con mano férrea, aplicaba con criterio los castigos y perdonaba cuando era necesario, se presentaba delante de los vecinos con la imagen de luchador por la justicia y la libertad. Esto traía a la memoria de los habitantes de esa zona, especialmente entre los mayores, los sucesos vividos por ellos o los recuerdos que habían oído relatar a otros, que trasmitidos de generación en generación, mantenían viva la historia de las luchas que sostuvieron a final del siglo pasado cuando se libró la guerra de la independencia, que se conservaba en el ánimo de todos.
Continuó el sacerdote:
En los grupos de rebeldes que se encontraban diseminados por otros territorios, comenzó un distanciamiento entre facciones. En una de ellas existía un líder obrero, nombrado Calixto, perteneciente al llamado Partido Auténtico, el cual se posicionó con sus hombres en la costa norte de la provincia de Oriente en la Sierra del Cristal. Había desembarcado por Mayarí, en mayo del 57, su grupo era reducido, pues solo contaba con unos veintisiete hombres. Al estar enterado el gobierno de Batista de este hecho ordenó inmediatamente al ejército su eliminación. Para ello pusieron en movimiento al regimiento que tenía su sede en Holguín y cuyo mando lo ejercía el coronel Cowley. Fueron cercados y al contar con pocos recursos, los hombres de Calixto, que eran superados en gran número, no tuvieron escapatoria y fueron masacrados en esa escaramuza. Lo penoso de esta historia fue que no recibieron ayuda alguna por parte de los otros grupos que operaban en esas montañas y por consiguiente fueron totalmente exterminados. Este hecho despertó gran conmoción entre los habitantes de la zona y además, públicas repulsas en toda Cuba.
Sigue explicando el sacerdote lo que conocía de la campaña de los Castro:
El día 12 de julio de 1957, el Movimiento 26 de Julio (M26-7) promovía un manifiesto y se gestaba la declaración conocida como “Manifiesto de Sierra Maestra”, en dicha proclama se recogía el pensamiento político, el aspecto social de la revolución y su planteamiento económico. Los firmantes de dicho documento fueron Fidel Castro y los reconocidos personajes de los ambientes políticos y sociales de la isla, Raúl Chibás y Felipe Pazos. Pasado un tiempo y cuando llegaban los últimos meses del año 58, cuando los rumores en todos los ambientes daban el inminente triunfo de la revolución, estos dos notables dirigentes se vieron apartados, por Fidel y su hermano Raúl, de todas las actividades importantes, y no se les permitió que realizaran declaraciones en el ámbito de la política.
Con esto concluyó el sacerdote su charla.
En esos momentos Jin tomó la palabra para preguntar:
¿Alguno de los presentes conoce lo relacionado con ese manifiesto y cómo se configuró?
El periodista mencionó que él había cubierto la información y podría redactarles la noticia, pero, al acercarse las horas del almuerzo, se dio por finalizada esta tertulia para ser reanudada por la tarde.
A las 16:00 se reunieron de nuevo los tertulianos en torno a la mesa de estribor.
Jin le pidió al barman Pepito que por favor sirviera los cafés o tés, lo que más le apeteciera a cada uno.
Acto seguido tomó la palabra el periodista, quien dijo llamarse Álvaro, aclarando que era descendiente de españoles y que un tío suyo, por parte de padre que vivía en Madrid, lo había reclamado; ya que su profesión en Cuba se había acabado, y sin más demora comenzó a su charla:
Tal y como yo veo la cosa, mis días de periodista se han acabado. Además, he publicado recientemente un artículo denunciando los atropellos que se están cometiendo por el norte de la provincia de Oriente, y pienso que más temprano que tarde me podían detener, era solo cuestión de tiempo. Después de este preámbulo, voy a explicarles lo relativo al “Manifiesto de Sierra Maestra”.
En el año 1957, ya se encontraba Castro y los suyos en plena pelea en los diversos frentes que habían constituido. Por otra parte, los partidarios del M26-7 realizaban actos clandestinos en las ciudades como apoyo a los rebeldes y otras facciones integradas en partidos políticos clandestinos efectuaban hostigamientos y sabotaje en el campo, pero cada cual iba a lo suyo, sin una coordinación unificada. Para poner fin a esta situación anárquica, los diferentes grupos se intercambiaron mensajes e iniciaron conversaciones que concluirían con la firma de un manifiesto de intenciones. Los principales componentes y redactores del mismo fueron Fidel Castro, Raúl Chibás y Felipe Pazos.
Otros jefes rebeldes realizaron una serie de comentarios y vertieron sus opiniones sobre el manifiesto, el cual estaba lleno de muy buenas intenciones y parecía, por su letra y espíritu, que pondría fin a la dictadura y daría paso a la democracia.
En los siguientes meses ya se empezaban a producir una serie de desavenencias de lo firmado en la Sierra por parte de los integrantes del M26-7, que llenaron de desilusión a los otros dos firmantes debido a las discrepancias respecto a los acontecimientos que se iban generando en las zonas ocupadas por el “Segundo Frente”, donde se implantaba una orientación política con deriva hacia el marxismo. Por todo ello, estos personajes se retiraron de toda actividad asesora.
Intervino Jin, aprovechando la pausa para manifestar:
La conversación es muy interesante y ello forma parte de la historia de Cuba que se ha gestado y se está gestando actualmente, y que, de alguna manera, ustedes la han vivido de forma directa, pero ahora me tienen que disculpar, pues el deber me llama. Les prometo que mañana estaré de nuevo en la tertulia para charlar y tomarnos otras cervezas en la hora del aperitivo, además, me toca invitarles.
Después de la cena, algunos pasajeros salieron a cubierta con la finalidad de dar un paseo, ya que el buen tiempo del que venían disfrutando durante todo el viaje invitaba a ello, además, la luna llena invitaba a contemplar los reflejos dorados que proyectaba sobre el mar.
Al día siguiente y antes del almuerzo se reunían los mismos personajes del día anterior y por supuesto se encontraba Jin que, como había prometido, invitaría a las cervezas o un vino, según la preferencia de cada uno.
Comenzó Jin comentando el parte meteorológico que les había sido enviado por radio y que pronosticaba un buen tiempo prácticamente durante toda la travesía.
Todos se alegraron de esta noticia y continuaron conversando de cuestiones intrascendentes hasta que el otro sacerdote sacó a colación los incidentes de la Rebelión de la Marina de Guerra en Cienfuegos.
Todos le animaron a que contara ese capítulo de la historia reciente de Cuba.
El sacerdote comenzó diciendo:
Los hechos se produjeron el 5 de septiembre de 1957, pero se había gestado mucho antes. En esas fechas me encontraba como maestro en la Escuela de Artes y Oficios del Colegio San Lorenzo, por lo que en parte me vi involucrado, indirectamente, en el suceso. Todo sucedió muy temprano, sería algo más de la cinco de la mañana, nos despertaron lo que podían ser disparos, pero como por esa época los soldados del ejército estaban patrullando en la noche con motivo de los revolucionarios, no les dimos tanta importancia. Además, se rumoreaba que algunos miembros de la Marina de Guerra no estaban conformes con lo que estaba sucediendo, especialmente con los abusos y persecución a la que estaban sometidos algunos de sus oficiales. A esa hora tan temprana comenzaron los disparos y más tarde nos enteramos que se había puesto en marcha un plan para tomar Cayo Loco, que era el lugar donde se asienta la Base Naval del sur de Cuba. La guarnición fue tomada y se incautaron armas que posteriormente se entregarían a los ciudadanos. Los alzados, en un primer momento, tuvieron éxito, pero a las diez de la mañana intervino la aviación y bombardeó y ametralló las zonas ocupadas por los rebeldes, así mismo se sumó una columna del ejército regular venida desde Matanzas, la cual emprendió la persecución de los revolucionarios. Como muchos de los que combatían la dictadura eran vecinos de Cienfuegos y alguno de ellos habían sido alumnos del San Lorenzo, tanto unos como otros buscaron refugio tras sus muros, pero los soldados los abatieron igualmente dentro del propio colegio.
Los presentes quedaron pensativos con este relato y el catalán preguntó a los tertulianos qué pensaban ellos de lo que sucedería en el futuro, si confiaban en que hubiese elecciones. Pues él, particularmente, intuía que se avecinaban tiempos difíciles.
El agricultor, de antepasados procedentes de la isla de Tenerife, tomó la palabra y manifestó que tal y como él veía la cosa y siendo como era del interior, vaticinaba graves problemas a posteriori. Por ello, sus parientes de Tenerife le aconsejaban que regresara definitivamente y que se estableciera allí, pues según le habían informado la economía no iba mal en Canarias; además su familia le recordó que, en otros tiempos, parte de sus parientes había emigrado por acontecimientos muy parecidos vividos en España.
El comerciante gallego, hombre entrado ya en años, expresó su preocupación no tanto por él y su esposa, sino por sus hijos, pues no le había ido tan mal ya que poseía dos comercios de víveres de cierta importancia, que actualmente los regentaban sus descendientes y añadió -Ahora les toca a ellos, nosotros hemos trabajado bastante y nos ha costado mucho tener lo que poseemos, es hora de tomarnos unas vacaciones y ver la parte de la familia que quedó en Galicia.
Trascurría el tiempo, singladura tras singladura y día tras día, y las charlas amigables continuaban. Jin les informaba puntualmente de las condiciones de navegación, del estado de la mar y del tiempo que se iban a encontrar en el trascurso de los próximos días de la travesía. Después de quince días de mar desde la salida de La Habana y de haber recalado en los puertos de Cartagena de Indias, Maracaibo y La Guaira, llegaron a Tenerife el veintiocho de enero a las 07:00 horas, donde todos los tertulianos despidieron a los isleños y a sus familias, se desearon lo mejor, se intercambiaron direcciones y se emplazaron para verse en Cuba unos meses más adelante.
Pero Jin y sus compañeros iban conociendo las nuevas noticias que llegaban, los sucesos que estaban acaeciendo en Cuba, desde su salida de La Habana, y se enteraron de los últimos acontecimientos por los periódicos editados en Canarias, y las noticias que en ellos se reflejan no eran nada halagüeñas.