1984 de George Orwell

1984

1984 de George Orwell a Gran Hermano

 

1984 de George Orwell es la novela inspiradora de uno de los fenómenos televisivos de los últimos años y de uno de los programas de software de espionaje más potentes: Gran Hermano.

De hecho algunos de los escándalos que se dieron en la pantalla televisiva dispararon las ventas del escritor inglés.

Pero la televisión no fue el único medio que tomó el modelo de 1984. Se ha creado un sistema de software de espionaje sumamente potente y efectivo para controlar lo que se dice y publica en las redes sociales o internet por ejemplo, lo cual también ha derivado en varios dolores de cabeza mediáticos.

El libro de George Orwell si bien fue creado como ficción, ha generado una realidad muy palpable y que por momentos asusta e intimida a los defensores de las vidas privadas de las personas.

En el caso del libro presenta una profundidad evidente en el relato, muy lejana de lo que se vive en el Gran Hermano de la televisión, donde priman necesidades mediáticas y donde los seres humanos destacan en una caja linda llena de adornos y vida pública. No queda muy claro cuáles son los intereses personales de los protagonistas de estos programas para incursionar en este tipo de exposición, más allá de la soledad, el dinero o la necesidad de reconocimiento. También habría que analizar los «debates» que se generan en torno a la vida íntima de los protagonistas y cómo cobran vuelo propio, como en aquellos que participaba Belén Esteban en España o los del Gran Hermano argentino.

El control total que se realiza a las personas en el programa televisivo o en el software de espionaje, tiene un correlato en la novela 1984. El concepto de policía omnipresente es el eje conceptual de la obra, donde aquello que no expresa un sentir según el orden establecido debe desaparecer o no existir.

De alguna manera aquella idea manifiesta de los totalitarismos de Hitler y Mussolini continúa latiendo y reproduciéndose de forma sutil en las mentes de muchos habitantes del Siglo XXI.

El concepto de vigilancia arraiga en su raíz una respuesta defensiva ante una posible amenaza. Pero el peligro no es defenderse de un ataque, el peligro pasa por la necesidad de generar amenazas para vivir defendido.

 

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